Otoño en Doñana: el renacer

Ya se siente el otoño en Doñana. Las primeras lluvias refrescan el aire y devuelven la humedad a una tierra que durante meses permaneció seca. La naturaleza reacciona de inmediato: todo se transforma.

En los bosques resuena un sonido inconfundible. Es la berrea. Los ciervos machos braman con fuerza para atraer a las hembras y marcar su territorio. Este ritual, que anuncia el celo, llena de energía los pinares y las llanuras del parque. Escucharlo al amanecer o al atardecer es una de las experiencias más sobrecogedoras del otoño en Doñana.

Ciervos por la marisma, otoño en Doñana.

Ciervos por la marisma, otoño en Doñana.

El cielo también cambia. Miles de aves migratorias cruzan el parque en uno de los grandes viajes naturales del planeta. Mientras especies estivales como golondrinas, abejarucos o cigüeñas blancas parten hacia África, otras procedentes del norte de Europa llegan para pasar el invierno. Ánsares, grullas y limícolas encuentran refugio en las marismas que comienzan a llenarse con las primeras lluvias. Cada año, este intercambio marca el ritmo vital del humedal y convierte a Doñana en un punto de encuentro entre continentes.

Grullas en vuelo, otoño en Doñana.

Grullas en vuelo, otoño en Doñana.

Otoño es esperanza

El agua, tras un largo verano, vuelve a despertar la vida. Los pastos reverdecen, los hongos brotan y los pinares recuperan su color. La respuesta del ecosistema es inmediata: todo parece volver a respirar.

En el litoral, el cambio también se hace visible, aunque de forma más discreta. Las arenas se compactan, los arroyos vuelven a fluir y las dunas dibujan una pendiente más suave. Este proceso, produce durante los temporales a pie de playa escalones, mini escarpes o acantilados por los cambios de mareas, y demuestra que incluso en los lugares más tranquilos, el otoño también deja su huella.

Dinámica litoral, otoño en Doñana.

Dinámica litoral, otoño en Doñana.

Así, el otoño en Doñana se vive con los sentidos: el eco de los ciervos, el vuelo de las aves y el rumor del agua que anuncian que la vida vuelve a latir con fuerza.

 

 

Escucha este breve audio-relato y descubre cómo el otoño transforma Doñana: la marisma revive, las aves regresan y el bosque se llena de sonidos y vida.

🎧 Dale al play y déjate llevar por la naturaleza.

Las aves en Doñana

Las aves en Doñana, un santuario de vida para la avifauna en la península ibérica, acoge una sinfonía alada donde cada especie despliega su propia melodía.

Sus habitantes

Las elegantes garzas, con sus cuerpos esbeltos y cuellos gráciles, dominan las marismas con su presencia majestuosa, mientras que los buitres, con su

Correlimos tridáctilo y ostreros.

Correlimos tridáctilo y ostreros.

envergadura imponente se posan acogiendo el calor del día. Entre tanto, las águilas pescadoras exhiben su destreza con elegancia, con su sustento capturado en las aguas, creando un espectáculo impresionante de habilidad y precisión.

 

Las aves en Doñana, en las orillas, los correlimos, y cerca de la duna, los chorlitejos, con sus rápidas patas y picos agudos, exploran en el suelo en busca de su alimento, mientras que los ostreros, con sus picos largos, se afanan en busca de bivalvos para alimentarse.

Los flamencos, con su plumaje rosa vibrante, brindan una nota de color a las vastas extensiones de humedales, congregándose en grupos para alimentarse y descansar en este paraíso acuático.

Ánsar común.

Ánsar común.

También los ánsares, pintan la marisma con sus colores característicos, llenando el entorno con su característico graznido. Estas aves, junto con muchas otras, convierten a Doñana en un tesoro de biodiversidad, recordándonos la importancia de conservar estos hábitats naturales para las generaciones futuras. En Doñana, cada ave es una pieza crucial en el intrincado tapiz de la vida, resaltando la belleza y la fragilidad de nuestro mundo natural.

 

 

Estos son algunos de los valores y conocimientos que transmitimos en DoñanaTour.

 

 

¡Gracias y hasta nuestro próximo tour con DoñanaTour!

La Rocina, entre alas y agua

Entre las arenas de Doñana a escasos 5 minutos en coche de El Rocío y a 20 minutos a pie, podemos encontrar La Rocina, entre alas y agua. Un sitio cargado de historia; zona de reserva para la fauna local controlada por los Duques de Mediana Sidonia y primera casa de Luis Pedro Espinosa Fondevilla. El arroyo de la Rocina nace desde el mítico pueblo de Palos de la frontera donde comienza su andadura para luego unirse a con el  arroyo Don Gil y vencer La Rocina  ante arroyo Don Gil. También se le añaden arroyo como el del Playazo, Santa María y La Cañada de las Garzas.

La Rocina

La Rocina.

Sus habitantes

En esta zona tan especial podemos hallar una gran diversidad de aves y pájaros. Moritos comunes, garzas, garcillas, zampullines, flamencos, ánsares o milanos negros son solo una pequeña  muestra de las especies que se pueden encontrar en esta zona tan especial.

Morito común.

Morito común.

En este sendero, además, podemos encontrar una representación de una casa típica rociera de antaño que nos trasporta a una época hoy ya olvidada. Una vez dentro,  podemos dar sentido a frases como «poner la mesa» o comprender los modos de conservar la comida.

Ánsares comunes.

Ánsares comunes.

Adentrados en el sendero encontraremos los distintos  observatorios. El observatorio del paraguas o del meloncillo son sitios ideales para fascinarnos con las aves y su comportamiento; y de paso aprender sobre ellas.

 

 

Si desea aprender, observar y disfrutar sobre aves ¡No dude en unirse a nuestras visitas guiadas!

 

Estos son algunos de los valores y conocimientos que transmitimos en DoñanaTour.

 

 

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Las voces del Otoño

La llegada de las aves invernantes a Doñana

 

LAS VOCES DEL OTOÑO

Hola Mundo!

Desde Doñana a la espera de las tan deseadas lluvias que han de inundar la marisma, reverdecer el bosque y saciar la sed a la vida.

Y entre miradas hacia un cielo sin nubes, llega el sonido del otoño a Doñana, el que emiten cientos de gansos que se tornarán en miles, colmando el aire con sus voces y pintando el cielo azul con sus siluetas en formación. Los gansos que como cada año han venido anunciando, desde siempre,  la llegada de las lluvias otoñales.

Para los que han vivido el paso del tiempo en Doñana y han aprendido a amar sus paisajes, estas aves, que como otras muchas vienen del lejano norte, inician una de las estaciones más vibrantes de la marisma y llenan el corazón de una especial emoción, que en pasión se convierte por observar, conocer y aprender de la rica y diversa fauna invernal de Doñana.

Pero este año el graznido de los gansos y el parpar de las anátidas que siempre los acompañan, no han venido acompañadas de las lluvias, ni siquiera del frío, más bien parecía una arribada de aves en primavera pero con los personajes cambiados.

Estas situaciones de falta de lluvia y altas temperaturas en los meses otoñales no son nuevas e incluso se repiten cíclicamente en el sur, aunque quizás son cada vez más frecuentes e intensas en cuanto a sequedad y calor.

Aun así, las marismas de Doñana son el lugar de invernada de ánsares más importante de Europa, acogiendo cada año a más de cien mil ejemplares. Llegan principalmente del sur de Escandinavia y los países Bálticos, acostumbrados a unos terrenos húmedos y encharcados donde se alimentan de tubérculos y rizomas, de ahí que encuentren en las marismas de Doñana un lugar ideal para pasar el invierno que ha helado sus tierras norteñas.

Es al amanecer, cuando el griterío de los gansos se escucha entre las nieblas de la marisma en busca de su primera comida, el rizoma de la castañuela, hierba perenne, dotada de un profundo sistema de raíces, rizomas y tubérculos subterráneos. Pero para poder digerir mejor estos alimentos los gansos inician su andadura matinal en las dunas de Doñana donde tragan arena y piedrecillas que en sus mollejas servirán para triturar mejor la castañuela.

Esta peculiar costumbre da nombre, entre el complejo de las dunas móviles, a uno de los lugares más emblemáticos de Doñana: el Cerro de los Ánsares, lugar ideal para deciros ¡hasta la próxima mundo!